En función de Chabela y Mariangel que son todas unas mamacitas, tuvimos que buscar una plaza con juegos donde Elías pudiera desfogar su hiperactividad y Fatima alentara su astucia e inteligencia.
Llegamos pues a la plaza de las Estrellas y entre hamburguesas culpables de llantos frente al espejo y lamentos en los probadores y el exquisito placer de vernos de nuevo, tuvimos orgasmos emocionales embarrados de chocolate y solidaridad en momentos reconfortante, en momentos dolorosa.
Fue un reencuentro maravillos con charlas sobre la funcionalidad del pene y la infidelidad incompleta. Sobre la monotonía en la cama o el sexo desenfrenado.
Soltamos frases que son pruebas fehacientes de la fortaleza que ahora tenemos.
Hablamos de los Enriques, de Eve, de Ramón, del del Baile de la Arrolladora Banda Limón, del amigo de Mariangel y traspasamos el límite nacional, porque llegó a nuestra plática el argentino, el peruano, el suizo...en fin...una excelente charla de amigas, de esas amigas que se comprenden, que se despiden pensando en que la próxima vez que se vean será igual de exquisito.
Somos tan fuertes delante de los demás y tan vulnerables una frente a la otra, somos tan bonitas y nos sentimos tan ingenuas aún. Somos parte la una de la otra, después de habernos dado tanto.
Una tarde exquisita donde a pesar de los huracanes...volvemos a estar paradas las unas frente a las otras para reconocernos parte de nuestra vida...y seguimos enteras.
Las quiero!
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