Cavaré para salir de la tumba

Estoy encerrada en una caja oscura, no quiero mirar a nadie (mucho menos a ti). Ahí adentro lloro por la puerilidad de mi desahogo y pienso que hoy no quiero ser dulce, tranquila, decente, sumisa, comprensiva, resignada, las cualidades que siempre ponderan los amigos. El dolor me consume las ganas, el dolor no me deja salir de ahí, por dos segundos me nutro indefinidamente con un "estoy bien y soy guapa", pero mi euforia es efímera.
Y entonces quiero espantar a las aves de mal agüero que rondan dentro de mí. A veces cuando salgo a la calle tengo tanto frío que me refugio en el pasado, rememoro cada uno los momentos que pasamos juntos, los ordeno, los desordeno y los vuelvo a ordenar, pero luego ese nudo en la garganta, esa sensación de opresión en el pecho me vuelven a la realidad: Esto sola. Pero cometiste un error y me dejaste viva. He empezado a cavar la tierra para salir de esta tumba, de esta caja donde no hay más que oscuridad, quizá antes de salir caiga un poco de tierra en mi cara, pero estoy entera para disfrutar eso también. Me puteaste cuanto pudiste, me encerraste en un espiral de fascinación por el sexo, el deseo y la pasión y cuando comprobaste que estaba aletargada me echaste de tu vida.
No quiero hallar la explicación, porque quizá sea la misma que he intentado negar desde que nos conocimos. Estoy dispuesta a quemar las naves, pero nunca a cortarme las alas, quiero buscar en las razones de mi inconciencia un lugar para no pensarte, para no temblar de frío y de soledad todas las noches, con tu olor metiéndoseme cada segundo por las fosas nasales.
Llévatelo pues todo, quédate con tus mujeres que son como un circo de emociones chiquitas y baratas, quédate con todo, menos conmigo, porque ahora que estoy sacando la tierra para salir de la tumba me doy cuenta que tu cadáver apesta y que lo traigo encima, pero que lo que más querré es hacerlo a un lado.
No tengo odio recorriendo cada vena, pero sí tengo rabia, coraje, desesperación, que hacen una mezcla alucinógena con el amor, el deseo, la pasión y las ganas que aún tengo de ti.
Como sea, no estaré en esta tumba el resto de mi vida, precisamente porque creíste haberme matado y tu dolor me dio más vida de la que yo pudiera haber deseado.