Monday, November 21, 2011

De puteros y reencuentros


Más de 120 kilogramos retozando pesadamente en el blanco sillón de un table dance de insurgentes. Es un hombre que sostiene en una mano un cigarro consumiéndose y tiene la otra en la nalga de una bailarina con diminuta ropa, maquillada hasta el empalago, con la mirada en la pista y con un dejo de nostalgia y aburrimiento notorios a un kilómetro y hasta transmisibles a la vista.
Cuando llegamos a dicho antro, después de un par de horas y de tragos en la popular cantina y birriería “La Polar”, los de seguridad del…(para comodidad mía y entendimiento de todos le llamaré putero, esperando no herir fibras susceptibles) putero nos condujeron a la parte de arriba, donde les tronaron los dedos a dos hombres que disfrutaban con ojos desorbitados y casi jadeantes el espectáculo, para que abandonaran ese lugar, que fue ocupado por nosotros.
Corrieron los tragos, whisky, vodka, tequila, agua mineral, cerveza, lo que quisiéramos, total el hombre regordete a quienes todos rendían pleitesía iba a asumir el costo como acostumbradamente lo hace.
Al verlo dormido, con la puta a lado cayéndose de aburrimiento, sentí un piquetito en el corazón porque me di cuenta que lo que Nacho dice es verdad “ahora veo que el universo es un lugar vacío y cruel, cuando no hay nada mayor que su necesidad en él”.
Bellas mujeres se contoneaban en la pista, con las tetas inmóviles, así encajadas en el cuerpo a fuerza, como un mal amor sin alma, encajado en nuestras vidas, pero de esos que no duele, que sólo sirven para presumir al mundo que amamos, de esos que admiramos de lejos y que nunca sentimos nuestros en realidad.
Pensé en cómo a mí se me movían las tetas incluso apenas me agachaba y eché a reír sola al pensar que el silicón tal vez pudiera ser una protección, como un escudo o algo así en contra del amor, y que en realidad esas mujeres eran cada una en su justa dimensión heroínas y entonces su poder era hacer jadear a los hombres y para eso tenían un escudo peculiar…algo que no era de su cuerpo, pero que sin duda alguna les daba poder. Me gustaba pensar eso.
Así, yo veía el ir y venir de cuerpos sin celulitis, de piernas torneadas, de rostros casi perfectos, de las mujeres que iban luciendo como ninguna miss universo  sus trajes de lentejuelas de los que luego se despojaban, sin ninguna pena, hasta artísticamente, al contonearse en el tubo, en medio de los gritos y silbidos de hombres unos medio borrachos, otros muy borrachos y los más borrachos pero de deseos carnales.
Hombres, hombres, algunos comprobando su mansillada hombría o guardando la decencia que aparentan en el cajón, o buscando un escape al hartazgo de hacer el amor con la misma  mujer o simplemente divirtiéndose admirando mujeres que nunca tendrán en la cama y entonces aprovechaban como niños chiquitos con carros de juguete agarrando tetas y nalgas casi como queriendo tener 80 manos, como si nunca hubieran agarrado una aunque ya tengan 50 o 60 años, así, con los ojos inyectados de lujuria y machismo al mismo tiempo.
Mientras yo miraba absorta y atisbaba cada mesa, cada cliente, cada mesera, cada bailarina, cada cuerpo, el hombre gordo dormía…incluso roncaba, a pesar de los intentos fallidos de la mujer a su lado que le propinaba varios besos entre tiernos y desesperados, mientras daba pequeños sorbos a su copa de vino.
Ahí estaba, el poder y el dinero desparramado en un sillón de putero, a merced de la ternura de una puta, (porque luego me confesó que hacía tres servicios, baile, compañía y sexo) cuya historia esconde con gloria cada vez que entra y cuyo amor debe también guardar en alguna parte, pero que quizá tenga mucho más de humildad que todos aquellos hombres en el bar, que en su cabeza tenían una escena distinta, plagada de vulgaridad.
Todos excepto uno, cuyo hartazgo interrumpió mi momento reflexivo y mi ejercicio visual, para chocar mi copa de whisky con su cerveza y confesarme sin reparo que estaba enamorado de una chica, que todas esas mujeres pueden ser perfectas, pero que la perfecta lo espera al otro día, para vivirla cinco horas.
Entonces me regresó la esperanza y no la de encontrarme un hombre que como dice la Rosenvirger cuide de mí, quiera matarme y se mate por mí, sino, la esperanza de que todavía en la humanidad hay pequeñas manchas de esperanza, de ganas de amar, de ejemplo, de coraje, de ternura, de humildad, de sencillez, de alegría…de todas esas cosas que a veces se antojan lejanas, simplemente porque ya muchos no se toman la molestia de darse cuenta que efectivamente…el sol otra vez ha salido y que mientras eso pase podrá existir todo esto que somos capaces de dar y que escondemos casi con frecuencia para encajar en un mundo que va pudriéndose.
Lo comprobé al día siguiente. Cuando me reencontré con mis amigas, con las mismas, con las del mismo dolor, las de la misma gloria, la misma alegría, esas las que la vida misma no nos deja olvidar, ni perder. De esos reencuentros quiero llenar mi vida.
En la fiesta de pelucas y sombreros de mis amigas, me di cuenta que Mariangel era más alegre y optimista de lo que aparenta, que Isabel es mucho más divertida de lo que cree, que yo soy más aburrida de lo que esperé, que Raquel es más amorosa y madura y que Ale sigue siendo la misma de actitud desparpajada y sencilla, sin mayores complicaciones. Descubrí que al final seguimos siendo las mismas locas que estamos ahí, para siempre, que contamos la una con la otra y viceversa y que seguiremos ahí, reencontrándonos…eternamente.

Thursday, November 17, 2011

De amores cobardes.

"La cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes. Los amores cobardes no llegan a amores, ni a historias, se quedan ahí, ni el recuerdo los puede salvar, ni el mejor orador conjugar" Silvio Rodríguez.


En 72 horas me conoció, se enamoró, me quiso, me deshizo, me juzgó y me condenó al olvido....ooooohhhh si!!!...mostró su extraordinaria capacidad de resumen e hizo todo eso en ese corto tiempo...y cerró el capítulo, así...como se cierra la página de una historia magnífica, pero cuyo final no nos satisface...un horrendo final, que siempre manda a la mierda el resto del libro, aunque éste sea excelso...un final que deja ese sabor de boca amargo y adusto, que nos hace pensar que hemos perdido el tiempo leyendo semejante mierda.
Sin el toque de un beso o una caricia, me guardó en el cajón de sus historias, sí es que me guardo, sino, quizá hizo lo que se hace con ese mal libro se desecha, se regala o simplemente se olvida.
Por errores absurdos, irrisorios, con la misma ligereza con la que el insoportable de Arjona juzga al amor en sus también insoportables canciones juzgó que no debía estar ahí y simplemente desapareció.
Y entonces pienso yo, si tuviéramos jueces de ese tamaño en este País, estaríamos todos en la cárcel…en el mejor de los casos, en el peor…nos habrían cortado la cabeza!!
Me apachurra el corazón, confiésolo sin vergüenza, por qué yo sí que soy sensible. “Tengo desarrollado mi lado femenino”, dice el hombre… y ahora después de la explicación de mi amiga Isabel compréndolo todo.
Resulta que Femenino el concepto 'femenino' tiene un origen ligado a una determinada interpretación tendenciosa del texto bíblico, que se refería a que solo quienes poseían capacidad de tener fe eran merecedores de la gracia de dios.
Y como se creía que la mujer era un ser incompleto, era incapaz de tener fe completa, luego entonces no merecía la gracia de dios. Ahora entonces entiendo que se trataba de un misógino más del montón de misóginos que dicen no ser del montón.
Aunque a mí me haya dolido todo esto un poquito…me sirve más el diagnóstico certero de mi amiga “hay que dejar de ponerle velas a santos pendejos”.
Creo y siento…yo leí el mismo libro, con el mismo final…y también como dice la Reynolds lo metí en el cajón…de la mierda…ese que hay que cerrar con llave. Como una mala película que se disfruta porque tiene una fabulosa escena que podríamos volver a ver una y otra vez…pero que parece pegada a la cinta…sin ningún sentido.
En fin…en algo sí coincido con él. “Soy más raro que el paraíso”, yo creo que justamente es así, como el paraíso, una puta mentira, un invento…que nadie ha comprobado que existe…porque hasta donde la humanidad sabe, más que la historia aquella de Adán y Eva que nos cuenta la fantasiosa, pero cuestionada biblia, nadie ha pisado jamás el paraíso.
Pero heme aquí…aguantando esos piquetitos en el corazón adormecido, apendejado. De todos modos, yo sigo siendo la misma mujer, inteligente, exitosa, libre y guapa que como dice Mariangel de historias furtivas “está plagada la vida de una mujer que se ha cansado de buscar con poco éxito, mucho cansancio el pañuelo de tela que bordado con su nombre retenga tanto los estornudos, como los mocos y las lágrimas además de todas las humedades”.
Aunque no puedo negar que este fragmento de vida me ha dejado algo…He cerrado bajo llave esas ilusiones de cuento rosa que me hacen perder mi locura jajajaa y que me hicieron acongojarme por un pañuelo cuyo destino iba a ser el cesto de la basura…Total! Prefiero mi locura y mi vida tan llena de intermitencias.
Lo que también es verdad y que le debo, es que me gustó, porque aunque se supone que ya lo sabemos, que es pasajero (sólo se supone) que es una dolencia ante la que deberíamos estar más que vacunados. Como esa gripe galopante a la que toreamos con frenilefina de farmacia similar. Pero lo cierto no hay ungüento ni sedante ante el apocalipsis que hacemos cuando se asoma la primera lágrima.
Lo chistoso, es que cada vez que lloramos juramos que es la última y arden todos los fuegos de Mordor y parece que la paz en la Comarca va a ser calcinada y no importa que sepamos que es pasajero, porque lo sabemos…siempre es necesario apagar ese fuego.
Y al terminar queda otra vez la promesa a uno mismo “Ahora sí he aprendido la lección”. En fin…así fue..una vez más.

Wednesday, November 16, 2011

La llamada

"La mejor llamada de mi vida"dijo. Claro, hasta que colgó.
No me gusta apresurar conclusiones...pero hay casos que corren solos hacia ellas.
Por qué el amor siempre me agarra desprevenida, mirando como gira el mundo, cantando una canción insoportable, haciéndome pendeja o simplemente trabajando? Y por eso, precisamente por eso siempre se aprovecha de mí, para darme un golpe de esos que duelen y....gacho...
Como siempre digo...una cascada imparable de putadas! en fin...ojalá lo efímero pasé igual que como llegó...aunque haya dejado un poquito de dolor, ya sanará...

Renuncio

Tengo ganas de llorar, como esas veces que los hermanos mayores te agandallan con un dulce o no te escogen para jugar atrapadas porque eres demasiado pequeña. Estoy justo frente al abismo tratando de averiguar si mi inconsciente de verdad saltaría.
Vaya momento! En medio de una turbulencia amorosa, por algo que seguramente me emociona de más…y que al final va a terminar desapareciendo, me entero de una trágica noticia laboral: Mi jefe renunció.
Y dirán que en algunos casos puede ser muy buena noticia, en el mío es muy mala. Mi jefe es un tipazo, no sé como hombre, pero como jefe lo es. Fue el primero que creyó en mí cuando estaba a nada de irme para darles el gusto de revolcarse en su teoría de que mi trabajo era una mierda.
Fer estuvo ahí para creer en mí, cuando nadie, ni siquiera yo, lo hacía. Hicimos un gran trabajo juntos, logramos 5 portadas (principales) seguidas y más de 23 notas de portada en el año, gran logro para alguien que cubre sólo sindicatos y aeropuerto.
Logró que por supuesto siempre me atribuyó a mí, pero que en gran medida corresponde a él. Pero mi tristeza no es sólo porque es uno de esos pocos jefes que respetan tu trabajo, sino porque es un excelente amigo…que lo mismo compraba cafés, daba regaños y otorgaba gratis consejos en casos como cuando como hoy me emocionaba de más con los hombres.
“Yo no sé como siendo la mujer que eres, te consigues puro cabrón pendejo que no sabe apreciarte” …
“Creo que tu gran problema es que no sabes lo inteligente que eres, lo bonita que estás y lo mucho que vales, el día que aprendas a hacerlo te conseguirás un cabrón que valga tanto la pena como para tratarte como una reyna”, me decía.
Yo sigo sin apreciarme, como hoy que estoy muerta de nervios por alguien que quizá termine mancillando un poco el corazón, apachurrándolo a su antojo…pero dicho sea de paso qué más da si ya está maltrecho…me gusta sentir un poquito su interés intermitente…aunque sepa por dónde vaya el asunto. (esa es otra historia)
Mi jefe es de esas personas que uno no solo se quisiera topar en su oficina, sino en su vida. Jamás menosprecia el trabajo que uno hace incluso al levantarse, jamás habla de más y por extraño que parezca jamás cuenta un secreto tuyo, aunque haya afectado el trabajo mismo.
Por esa y muchas razones, como que su ausencia me deja desprotegida y a merced de uno de esos verdaderos hijos de…que cuando tienen oportunidad de chingar siempre se salvan ellos y te dejan embarrada de mierda….quiero correr lejos y llorar, así frente al abismo.
Lo peor de todo es que mi anormalidad me tiene con deudas. No encajar en los preceptos sociales me hace gastar de más, así que renunciar es impensable…pero no sé qué hacer con tanta emoción suelta…por hoy cierro la cortina…sigo frente al precipicio mirando…mientras por mi cabeza…pasa esa ilusión tonta y la idea loca de ir a decir renuncio, con todas sus letras…mi voluntad es apenas detenida por mis deudas y mi sensatez, pero si les gano…me alegraría, aunque vaya cayendo.
Como sea, no hay más remedio, mientras dura esa batalla que trabajar…pero hoy, hoy no me pidan una sonrisa…por favor.