Wednesday, November 16, 2011

Renuncio

Tengo ganas de llorar, como esas veces que los hermanos mayores te agandallan con un dulce o no te escogen para jugar atrapadas porque eres demasiado pequeña. Estoy justo frente al abismo tratando de averiguar si mi inconsciente de verdad saltaría.
Vaya momento! En medio de una turbulencia amorosa, por algo que seguramente me emociona de más…y que al final va a terminar desapareciendo, me entero de una trágica noticia laboral: Mi jefe renunció.
Y dirán que en algunos casos puede ser muy buena noticia, en el mío es muy mala. Mi jefe es un tipazo, no sé como hombre, pero como jefe lo es. Fue el primero que creyó en mí cuando estaba a nada de irme para darles el gusto de revolcarse en su teoría de que mi trabajo era una mierda.
Fer estuvo ahí para creer en mí, cuando nadie, ni siquiera yo, lo hacía. Hicimos un gran trabajo juntos, logramos 5 portadas (principales) seguidas y más de 23 notas de portada en el año, gran logro para alguien que cubre sólo sindicatos y aeropuerto.
Logró que por supuesto siempre me atribuyó a mí, pero que en gran medida corresponde a él. Pero mi tristeza no es sólo porque es uno de esos pocos jefes que respetan tu trabajo, sino porque es un excelente amigo…que lo mismo compraba cafés, daba regaños y otorgaba gratis consejos en casos como cuando como hoy me emocionaba de más con los hombres.
“Yo no sé como siendo la mujer que eres, te consigues puro cabrón pendejo que no sabe apreciarte” …
“Creo que tu gran problema es que no sabes lo inteligente que eres, lo bonita que estás y lo mucho que vales, el día que aprendas a hacerlo te conseguirás un cabrón que valga tanto la pena como para tratarte como una reyna”, me decía.
Yo sigo sin apreciarme, como hoy que estoy muerta de nervios por alguien que quizá termine mancillando un poco el corazón, apachurrándolo a su antojo…pero dicho sea de paso qué más da si ya está maltrecho…me gusta sentir un poquito su interés intermitente…aunque sepa por dónde vaya el asunto. (esa es otra historia)
Mi jefe es de esas personas que uno no solo se quisiera topar en su oficina, sino en su vida. Jamás menosprecia el trabajo que uno hace incluso al levantarse, jamás habla de más y por extraño que parezca jamás cuenta un secreto tuyo, aunque haya afectado el trabajo mismo.
Por esa y muchas razones, como que su ausencia me deja desprotegida y a merced de uno de esos verdaderos hijos de…que cuando tienen oportunidad de chingar siempre se salvan ellos y te dejan embarrada de mierda….quiero correr lejos y llorar, así frente al abismo.
Lo peor de todo es que mi anormalidad me tiene con deudas. No encajar en los preceptos sociales me hace gastar de más, así que renunciar es impensable…pero no sé qué hacer con tanta emoción suelta…por hoy cierro la cortina…sigo frente al precipicio mirando…mientras por mi cabeza…pasa esa ilusión tonta y la idea loca de ir a decir renuncio, con todas sus letras…mi voluntad es apenas detenida por mis deudas y mi sensatez, pero si les gano…me alegraría, aunque vaya cayendo.
Como sea, no hay más remedio, mientras dura esa batalla que trabajar…pero hoy, hoy no me pidan una sonrisa…por favor.

No comments: