Dice mi sabia madre que hace algún tiempo, a las mujeres recién paridas les decían que no tuvieran relaciones porque se "podrían por dentro". Fabiola, mi cuñada, dice que conoce a una amiga que conoce a alguien que efectivamente se pudrió. Yo no les creó.
Lo que sí les creo es que ser mujer es verdaderamente complicado.
Ser Adelita es una convicción. En eso estaba, tratando de entender la mente de Rosalinda Hernández, una cuarentona quedada que vive en Tlalpan y que no tiene reparos en manifestar su amor por Andrés Manuel López Obrador. Rosalinda es terca como las mulas y tan buena como el pan de pueblo.
Justo cuando ella me daba una cátedra sobre la oscura intención de Felipe Calderón de privatizar Petróleos Mexicanos, yo sentí que se me caía el mundo.
Tenía una hemorragia vaginal, 60 pesos en la bolsa y la orden de quedarme con las Adelitas hasta que la noche nos agarrara.
Lo pensé...algunos dicen que no debí hacerlo, pero sí, pensé primero en mi trabajo, así que hablé con mi editora, que después de ir a consultarlo me dio permiso de irme del plantón, lo que no sabe es que yo ya estaba camino al hospital.
Cuando llegué a urgencias la hemorragia no paraba, comenzó a disminuir 10 minutos después de que un enfermero me inyectó algo en las venas...tardó cinco minutos en encontrarla...
Pensé que con eso bastaría, pero luego el doctor dijo que tenía que hacer un tacto...nunca pensé que alguien pudiera meterte los dedos con tanta desfachatez.
Y no conforme, todavía le dijo al interino, es decir el estudiante que también metiera sus dedos...
Yo cada minuto me sentía peor. Para cuando el radiólogo dijo que mi utero estaba bien...yo lo único que quería era irme a casa.
El Hospital de Jesús es un hospital muy viejo, antes de inyectarme casi sin mirarme las pompas, Cristina, la enfermera le dijo al Dr. Barrera que había una mujer que se aparecía en la noche en el Hospital, el dolor se acrecentó de manera directamente proporcional a la narración.
Pero el Dr. la interrumpió justo antes del climax de la historia, para contarle que eran mentiras que se había "tirado" a la Dra. Marta, que incluso ella le había ofrecido una disculpa por haberse emborrachado y aceptar ir con él a su casa.
Y yo me estaba haciendo pipí, porque tenía que esperar a que mi vejiga se llenara para que me hicieran el ultrasonido.
Para cuando el doctor contó detalles del manoseo...que no se consumó, yo quería orinarme en la bata de hospital...así que tuve que gritarle que me llevaran al ultrasonografía...
Luego no pude contener el llanto.
Ni siquiera sé por qué lloraba, si por el legrado, por estar tan sola, por extrañar a Ramón, porque la puta vida no se conforma y me pone más pendejas pruebas, porque mi madre estaba tan lejos y tan cerca, porque el hospital me cobraría tan caro, porque mi pantalón lo tuve que tirar a la basura, porque Rosalinda no tiene ni puta idea de la reforma energética y la están usando, porque el País es una mierda o porque no sé quién chingados soy y a dónde voy
El caso es que lloré como una niña, después me quedé dormida y cuando desperté ya todo había pasado. Todavía me siento mareada y de repente me dan dolores, mi madre sabia, dice que son los intuertos...que le dan a todas las mujeres que han tenido un parto, porque todos sus órganos regresan a su estado natural.
Dice que un legrado es como un parto, aunque sea por cuestiones distintas al embarazo, aunque sea como en mi caso, por quistes, tumores, y bolas de carne que se forman sin aparente razón alguna.
En fin...yo me muero de ganas por continuar mi vida...pero sigo aquí, todavía mareada, como lo he estado desde hace un mes...todavía no me recupero de los golpes que me ha dado el destino...en fin trataré de darle al menos uno...
Mientras me recupero de los intuertos.
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